Y aquí llegó el tercer día de nuestro interrail, que ya para adelantar, fue bastante bueno y muy completo, en una ciudad que yo jamás había visitado pero de la que siempre había escuchado cosas geniales. No se quedaron cortos y París me encantó. Quizás no vimos todo cuanto quería pero, en dos días que tuvimos, aprovechamos todo y más.
Nos habíamos quedado en la parte INQUIETANTE en la que nosotras teníamos dos billetes mal, pues teniendo que ser para la misma noche, nos los habían dado con un día de diferencia. Nerviosas, fuimos hasta Toulouse (bueno, no tan nerviosas, la verdad) y allí nos encontramos con el revisor. María (que es la que sabe francés) le preguntó, y como respuesta nos dijo que fuéramos al último vagón a encontrar sitio. Hasta ahí todo bien. Felices y contentas porque pasaríamos la noche en el tren y por la mañana estaríamos en París, fuimos corriendo hasta allá.